Casi tan lindo como BB-8 o Wall-E, el robot acuático de la NASA, Bruie, demostrará su valía en el Océano Antártico durante varios meses para explorar océanos desconocidos más allá de la Tierra. Pero en lugar de nadar bajo el agua, viajará bajo el hielo.
Se llama Bruie por Buoyant Rover por Under-Ice Exploration, tiene apenas un metro de largo y sólo tiene dos ruedas para avanzar. Sin embargo, la misión que la NASA ha confiado a este pequeño robot acuático es colosal: explorar los océanos escondidos bajo el hielo de las lunas del Sistema Solar ,Europa y Encélado. Pero antes de su futuro viaje a estos dos mundos potencialmente habitables, tendrá que pasar una prueba final en la Antártida, el lugar de la Tierra que más se acerca a las condiciones extremas que pueden prevalecer en estas estrellas distantes. Ya ha sido probado en 2015 en Alaska.
Los ingenieros del JPL (Jet Propulsion Laboratory) comprobarán durante varios meses si el robot es capaz de navegar autónomamente bajo capas de hielo de hasta 19 kilómetros de espesor en las lunas de Júpiter o Saturno. En colaboración con una base australiana en el continente helado, decidieron probar Bruie alrededor de la base de Casey, en lagos de agua dulce o en el océano. Allí probarán los instrumentos a bordo del pequeño robot. ¿Pero por qué tiene ruedas y no hélices? Simplemente porque Bruie no sabe nadar, sabe conducir.
Cabeza abajo bajo el hielo
Una vez en las aguas heladas, Bruie podrá rodar bajo los techos glaciares gracias a su flotabilidad y a sus ruedas dentadas, con los ojos de sus dos cámaras de alta definición apuntando hacia abajo. El robot puede ser apagado fácilmente sin ser arrastrado por las corrientes y reanimado sólo para realizar mediciones. Los ingenieros de JPL esperan que pueda trabajar durante meses.
Al permanecer bajo el hielo de los océanos lunares, la NASA quiere vislumbrar su profundidad con el menor riesgo posible. ¿Pero qué pasará ante los ojos de Bruie?
¡Es difícil de decir! Pero los ingenieros han equipado el robot acuático con sensores para medir parámetros relacionados con la presencia de una forma de vida, como la tasa de oxígeno disuelto en el agua, la salinidad o la temperatura del agua. Y por supuesto, podrá tomar fotos de alta definición de su entorno.
En busca de un rastro de vida en los océanos de Europa
En cuanto a la observación de las formas de vida en sí mismas, los científicos son más reservados: "sólo sabemos cómo detectar formas de vida similares a las de la Tierra. Así que es posible que no sepamos reconocer una forma de vida microbiana demasiado diferente", explica Dan Berisford, ingeniero mecánico de la misión Bruie.
La NASA ya está construyendo Europa Clipper, un orbitador dedicado al estudio de la luna de Júpiter, Europa. Esta misión sentará las bases para futuras exploraciones de su océano global. Si todo va bien, Bruie verá con sus propios ojos los misterios de los océanos helados de la luna de Júpiter.