Un sistema elaborado recientemente que monitoriza los biomarcadores sanguíneos vinculados a los trastornos del estado de ánimo podría conducir a nuevas formas de evaluar y tratar la depresión y el trastorno bipolar, todo ello a partir en un simple análisis de sangre.
Aunque la depresión está identificada desde hace siglos y la padecen cientos de millones de personas en el mundo entero, el diagnóstico convencional sigue basándose en las evaluaciones clínicas de médicos, psicólogos y psiquiatras.
Los análisis de sangre pueden servir de base para estas evaluaciones, a fin de comprobar si los síntomas de la depresión pueden estar relacionados con otros factores, pero no se utilizan en la práctica clínica para diagnosticar la enfermedad de forma objetiva e independiente. La nueva investigación sugiere que ésta podría ser una opción práctica en el futuro.
En el nuevo estudio, los investigadores han identificado 26 biomarcadores -indicadores medibles y de origen natural- en la sangre de los pacientes relacionados de forma variable con la incidencia de los trastornos del estado de ánimo, incluidos la depresión, el trastorno bipolar y la manía.
"Los biomarcadores sanguíneos están empezando a ser herramientas importantes en los trastornos en los que el autoinforme subjetivo de un individuo, o la impresión clínica de un profesional de la salud, no siempre son fiables", dice el psiquiatra y neurocientífico Alexander B. Niculescu, de la Universidad de Indiana.
"Estos análisis de sangre pueden abrir la puerta a una combinación precisa y personalizada con los medicamentos, y a un seguimiento objetivo de la respuesta al tratamiento".
Niculescu ha estudiado este campo durante varios años, desarrollando ensayos similares basados en biomarcadores sanguíneos para contribuir a predecir la suicidalidad de los pacientes, diagnosticar el dolor severo y calibrar los niveles de TEPT.
En un nuevo estudio, realizado a lo largo de cuatro años, los investigadores examinaron a cientos de pacientes del Centro Médico de Veteranos Richard L. Roudebush, en Indianápolis, y realizaron una serie de exámenes para identificar y confirmar los biomarcadores de expresión genética en la sangre que podrían estar relacionados con los trastornos del estado de ánimo.
En las visitas a pacientes con depresión que aceptaron participar, se hizo un seguimiento de su estado de ánimo (que iba de bajo a alto) en cada sesión, y se tomaron muestras de su sangre en ese momento.
Comparando las muestras con una enorme base de datos compuesta por información extraída de 1.600 estudios sobre genética humana, expresión de genes y expresión de proteínas, el equipo identificó una serie de biomarcadores vinculados a los trastornos del estado de ánimo, reduciendo la lista a 26 candidatos a biomarcadores tras validar sus resultados en una segunda cohorte de pacientes.
En una prueba final, los investigadores investigaron a otro grupo de pacientes psiquiátricos para ver si los 26 biomarcadores identificados podían determinar el estado de ánimo, la depresión y la manía de los participantes y también predecir resultados como futuras hospitalizaciones.
Después de todos estos pasos, los investigadores dicen que 12 de los biomarcadores proporcionan vínculos particularmente fuertes con la depresión, con seis de los mismos vinculados al trastorno bipolar, y dos biomarcadores que pueden indicar manía.
"No todos los cambios de expresión en las células periféricas reflejan la actividad cerebral o son pertinentes para ella", escriben los investigadores en su artículo.
"Al rastrear cuidadosamente un fenotipo con nuestro diseño dentro del sujeto en el paso de descubrimiento, y luego usar la priorización [genómica funcional convergente], somos capaces de extraer los cambios periféricos que sí rastrean y son relevantes para la actividad cerebral estudiada, en este caso el estado de ánimo, y sus trastornos".
Según los investigadores, su enfoque de medicina de precisión no sólo identifica la propensión a la depresión y otros trastornos del estado de ánimo en los pacientes, sino que puede ayudar a destacar bioinformáticamente los fármacos específicos que podrían tratar mejor sus afecciones.
En este estudio, los resultados sugieren que una serie de medicamentos no antidepresivos existentes -como el pindolol, el ciprofibrato, la pioglitazona y la adifenina- podrían funcionar si se utilizaran como antidepresivos, mientras que los compuestos naturales asiaticoside y ácido clorogénico también podrían merecer una mayor consideración.
De los principales genes biomarcadores relacionados con los trastornos del estado de ánimo, el equipo afirma que ocho están relacionados con el funcionamiento circadiano, lo que podría ayudar a proporcionar una base molecular para explicar los vínculos entre afecciones como la depresión y factores como los trastornos del sueño.
"Eso explica por qué algunos pacientes empeoran con los cambios estacionales, y las alteraciones del sueño que se producen en los trastornos del estado de ánimo", afirma Niculescu.
Aunque el análisis de sangre descrito es por ahora una prueba científica de concepto -lo que significa que no se sabe cuándo estará disponible una prueba como ésta de forma más generalizada-, los investigadores esperan que sus resultados convenzan a la comunidad psiquiátrica de que la medicina de precisión tiene un lugar en el diagnóstico y el tratamiento de la depresión.
En última instancia, los métodos actuales de diagnóstico de la depresión y otros trastornos del estado de ánimo evaluados por los médicos son insuficientes, sugieren, ya que están por detrás de los tipos de sistemas de pruebas objetivas que son comunes en otras especialidades médicas.
"Esto forma parte de nuestro esfuerzo por llevar la psiquiatría del siglo XIX al siglo XXI, para ayudarla a parecerse a otros campos contemporáneos como la oncología", dice Niculescu.
"En última instancia, la misión es salvar y mejorar vidas".
Los resultados se publican en Molecular Psychiatry.