Un IMC normal es de 18.5 a 24.9. Desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo y a día de hoy el número de personas obesas en el total mundial es de aproximadamente 2.100 millones, lo que representa alrededor del 30% de la población total. Y lo mas preocupante es que este número sigue creciendo.
Las cifras en Europa muestran, que la mitad de los adultos son obesos y uno de cada tres niños tienen sobrepeso.
Un paso hacia delante contra la obesidad
Un gurpo de científicos de Scripps Research, La Jolla (California), han abierto la puerta a nuevos conocimientos críticos sobre la obesidad y el metabolismos tras unos hallazgos inesperados sobre una proteína está altamente ligada con el tejido graso. Su descubrimiento, que ha sido publicado en la revista nature, podría conducir a nuevos enfoques para abordar la obesidad y potencialmente muchas otras enfermedades metabólicas.
La proteína de señalización, denominada PGRMC2, no había sido objeto de un estudio exhaustivo en el pasado. El "Componente 2 de la membrana del receptor de progesterona" -sin abreviar-, se había localizado en el útero, el hígado y varias partes del cuerpo. Pero el laboratorio del Dr. Enrique Saez se percató que era más abundante en el tejido graso -especialmente en la grasa marrón, que transforma los alimentos en calor para mantener la temperatura corporal- y en ese momento se interesó por su función.
Una molécula con un papel importante
El equipo se basó en su reciente descubrimiento de que el PGRMC2 se une y libera una molécula esencial llamada hemo. Últimamente en el punto de mira por su papel de proporcionar sabor a la hamburguesa imposible vegana, el heme tiene un papel mucho más importante en el cuerpo. La molécula que contiene hierro viaja dentro de las células para permitir procesos vitales cruciales como la respiración celular, la proliferación celular, la muerte celular y los ritmos circadianos.
Mediante técnicas bioquímicas y ensayos avanzados en células, Saez y su equipo de investigacion hallaron que el PGRMC2 es una " chaperona " del hemo, encapsulando la molécula y trasladándola desde las mitocondrias de la célula, donde se crea el hemo, al núcleo, donde ayuda a llevar a cabo funciónes de gran relevancia. Sin una chaperona protector, hemo reaccionaría y destruiría todo a su paso.
"La trascendencia de hemo para muchos procesos celulares se ha sabido durante mucho tiempo", dice Saez, profesor asociado del Departamento de Medicina Molecular. "Pero también sabíamos que el hemo es tóxico para los tejidos celulares que lo rodean y que necesitaríamos algún tipo de vía de transporte. Hasta ahora, había muchas hipótesis, pero las proteínas que conducen al hemo no habían sido identificadas".
¿Un planteamiento innovador para la obesidad?
A través de investigaciones con ratones, los científicos determinaron a la PGRMC2 como la primera chaperona de hemo intracelular en ser identificada en mamíferos. Sin embargo, no se detuvieron allí, sino que procuraron averiguar qué sucede en el cuerpo si esta proteína no existe para transportar el hemo.
Y de esa manera hicieron su siguiente gran descubrimiento: Sin los PGRMC2 presentes en sus tejidos grasos, los ratones que fueron alimentados con una dieta alta en grasas se hicieron intolerantes a la glucosa e insensibles a los síntomas del sello de insulina de la diabetes y otras enfermedades metabólicas.
Y de esa manera hicieron su siguiente gran descubrimiento: Sin los PGRMC2 presentes en sus tejidos grasos, los ratones que fueron alimentados con una dieta alta en grasas se hicieron intolerantes a la glucosa e insensibles a la insulina, síntomas que marcan la identidad de la diabetes y otras enfermedades metabólicas. Por el contrario, los ratones obeso-diabéticos que fueron tratados con un medicamento para activar la función PGRMC2 mostraron una mejora sustancial de los síntomas asociados con la diabetes.
"Vimos que los ratones mejoraron, aumentando su tolerancia a la glucosa y disminuyendo su resistencia a la insulina", dice Saez. "Nuestros hallazgos apuntan a que la modulación de la actividad del PGRMC2 en el tejido graso podría ser un enfoque farmacológico útil para revertir algunos de los graves efectos de la obesidad".
El equipo también comparó cómo la proteína modificaba otras funciones de la grasa marrón y blanca. Según el autor principal del estudio, Andrea Galmozzi, PhD. "El primer hallazgo sorprendente fue que la grasa marrón parecía blanca".
La grasa marrón, que normalmente es la de mayor contenido en hemo, a menudo se considera como la " grasa buena ". Una de sus funciones clave es la de producir calor para mantener la temperatura corporal. En el caso de los ratones que no pudieron producir PGRMC2 en sus tejidos grasos, las temperaturas bajaron rápidamente cuando se ubicaron en un ambiente frío.
"A pesar de que su cerebro estaba emitiendo las señales correctas para aumentar la temperatura, los ratones fueron incapaces de recuperar su temperatura corporal", dice Galmozzi. "Sin hemo, tienes disfunción mitocondrial y la célula no tiene forma de quemar energía para generar calor."
Saez cree que es posible que la activación del acompañante de hemo en otros órganos, incluyendo el hígado, donde se produce una gran cantidad de hemo, pueda ayudar a mitigar los efectos de otros trastornos metabólicos como la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que es una causa importante de trasplante hepático en la actualidad.
"Tenemos curiosidad por saber si esta proteína desempeña el mismo papel en otros tejidos donde vemos defectos en el hemo que resultan en enfermedades", dice Saez.
Fuente: Scripps Research